April 28, 2024 Physical Therapy of Milwaukee

Fracturas: ¿Cómo evitar fracturas en los huesos?

Las fracturas de los huesos son comunes y pueden causar dolor, inflamación y pérdida de movilidad. Es fundamental la terapia física, la dieta equilibrada y el ejercicio regular para recuperarse y prevenir lesiones futuras.

 

Las fracturas pueden clasificarse de varias formas según el tipo y el grado de daño. Pueden ser completas, tallo verde, simples, conminutas, abiertas o cerradas.

 

  • Fractura Completa: En este tipo de fractura, el hueso se rompe completamente en dos o más partes separadas. Esto puede ocurrir debido a un impacto repentino o una fuerza traumática significativa sobre el hueso. Las fracturas completas pueden ser lineales, donde el hueso se rompe en una línea recta. O pueden ser más complejas, con múltiples fragmentos.
  • Fractura en Tallo Verde: Este tipo de fractura es más común en niños. Sus huesos aún están en desarrollo y son más flexibles que los de los adultos. En una fractura en tallo verde, el hueso se dobla pero no se rompe completamente. Lo que resulta en una grieta en un lado del hueso mientras que el otro lado permanece intacto. Este tipo de fractura se asemeja a lo que sucede cuando se intenta romper una rama verde: se dobla pero no se rompe por completo.
  • Fractura Simple: También conocida como fractura cerrada, el hueso se rompe en una sola parte sin que se produzca una herida en la piel. Aunque el hueso está roto, la piel sobre la fractura generalmente permanece intacta. Las fracturas simples pueden ser estables o inestables, dependiendo de la alineación de los fragmentos óseos.
  • Fractura Conminuta: En una fractura conminuta, el hueso se rompe en tres o más fragmentos separados. Esto puede ocurrir en accidentes de alta energía o cuando hay una fuerza significativa aplicada al hueso desde varios ángulos. Las fracturas conminutas pueden presentar desafíos adicionales en términos de tratamiento y curación debido a la mayor cantidad de fragmentos óseos involucrados.
  • Fractura Abierta (o Compuesta): En una fractura abierta, el hueso se rompe y atraviesa la piel, lo que resulta en una herida visible en la superficie de la piel. Esto aumenta el riesgo de infección y requiere atención médica inmediata para limpiar la herida y reducir el riesgo de complicaciones. Las fracturas abiertas suelen ser el resultado de accidentes graves o lesiones traumáticas.
  • Fractura Cerrada (o Simple): En contraste con las fracturas abiertas, las fracturas cerradas no rompen la piel y el hueso roto permanece dentro del cuerpo. Aunque la piel no está rota, aún puede haber daño significativo en el tejido blando circundante. Este tipo de fractura puede causar dolor, hinchazón y pérdida de función, y generalmente requiere tratamiento médico para asegurar una curación adecuada.

Cada tipo de fractura tiene sus propias características distintivas y puede requerir un enfoque específico en términos de tratamiento y manejo. Es importante buscar atención médica adecuada para cualquier fractura para asegurar una recuperación completa y evitar complicaciones a largo plazo.

 


 

 


 

Además de las fracturas traumáticas, existen las fracturas por estrés, pequeñas grietas causadas por presión repetitiva. Son más comunes en huesos que soportan peso como las piernas y los pies.

 

El diagnóstico de una fractura por estrés se realiza mediante pruebas de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas.

 

El tratamiento de una fractura por estrés suele implicar reposo, hielo, compresión y elevación (RICE), a veces con el uso de una escayola o yeso para inmovilizar el hueso.

 

La terapia física es crucial en la recuperación de una fractura ósea, dividida en fases de inmovilización y rehabilitación.

 

La nutrición adecuada juega un papel fundamental en el proceso de recuperación. Una dieta rica en calcio, vitamina D y proteínas es esencial para promover la salud ósea y facilitar la curación.

 

El ejercicio regular también es importante para prevenir fracturas y promover la salud ósea, especialmente a partir de los 50 años.

 

Los ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar y andar en bicicleta, son beneficiosos para fortalecer los huesos y prevenir lesiones.

 

En resumen, la recuperación de una fractura de un hueso requiere atención médica especializada, terapia física, nutrición adecuada y ejercicio regular. Con el cuidado adecuado, la mayoría de las fracturas pueden curarse completamente.

 

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